El Centro de Estudios Populares de Bolivia (CEP) es una organización sin fines de lucro, que cuenta con un equipo multidisciplinario, dedicado al estudio y análisis de la realidad boliviana con un compromiso con los sectores explotados que luchan permanentemente en defensa de sus derechos democráticos. El objetivo de CEP es luchar junto a nuestro pueblo por construir una verdadera alternativa transformadora en base al conocimiento de la realidad objetiva de los hechos que suceden en Bolivia

jueves, 27 de enero de 2011

La manipulación del caso terrorismo y el aprovechamiento político del MAS

El video donde se paga al testigo de la fiscalía en el caso terrorismo muestra
a los funcionarios del ministerio de gobierno cuando el ministro era Alfredo Rada


Bolivia, 27 de enero de 2011 (CEP).- El gobierno de Evo Morales nos había dicho el 2009 que la oposición estaba intentando “dividir al país”, que se preparaba un magnicidio, que los opositores iban a declarar la independencia de Santa Cruz, que una célula de extrema derecha iba a hacer el trabajo sucio.

Esos argumentos sonaron más fuerte después del 16 de abril de 2009, cuando en un operativo policial en el Hotel Las Américas de Santa Cruz murieron tres personas, entre ellas Eduardo Rozsa Flores, el supuesto cabecilla del grupo ejecutor del plan separatista.

A casi dos años de ese hecho aparece ahora filtrado a los canales de televisión un video donde  nada menos que el ex Director Nacional de Seguridad Ciudadana del Ministerio de Gobierno (del Interior) y el asesor del entonces Ministro de Gobierno, Alfredo Rada, entregan 31.500 dólares al testigo clave del caso, Ignacio Villa Vargas (El Viejo), con la condición de que salga del país ese mismo día, rumbo a Argentina.

El Viejo está prófugo de la justicia boliviana desde mayo de 2009 y, aunque también está imputado en el caso Rozsa (fue su chofer), nunca fue buscado por la Policía ni la Fiscalía que estaban a cargo de él cuando se dio a la “fuga”.

¿Por qué el gobierno de Evo Morales envió a sus funcionarios (Carlos Núñez del Prado) a sobornar al testigo clave de un caso de tal trascendencia? La versión relatada por El Viejo a la Policía antes de su “desaparición”, y por otros perseguidos, derivó en la detención y posterior imputación de cerca de cuarenta dirigentes cívicos, terratenientes, opositores y otros adversarios del gobierno.

No es el único cabo suelto. El mayor Walter Andrade, que aparece en fotografías con Rozsa, también desapareció y su unidad policial que fue desarticulada por el gobierno. Otra intocable es la policía Marilyn Vargas, “Karen”, que filmó el operativo de ataque al grupo de Rozsa, en el que se puede ver que los propios policías introducen “pruebas” al hotel donde murieron los “terroristas”. El gobierno también prometió una investigación de estos hechos pero no se hizo nada.

El punto es que el gobierno de Evo Morales necesitaba un enemigo interno para desarticular a sus adversarios ocasionales y de paso asegurarse el respaldo de la población en el país. Parecido a cuando Gonzalo Sánchez de Lozada, en 2003, armó la teoría de espionaje y terrorismo en contra del colombiano Pacho Cortés y dos dirigentes cocaleros, a quienes incluso les plantaron un kilo de droga y miles de dólares para complicarles su situación.

Cada día está más lejos el saber a ciencia cierta si el grupo de Rozsa era una verdadera célula de ultraderecha, o un grupo de choque con afanes separatistas, o un grupo de mercenarios (como se sabe que existen en Santa Cruz) a la espera de recibir trabajos del narcotráfico, o varias cosas al mismo tiempo.

Cada día se pierde el rastro acerca de cuál es la verdad detrás del soborno de Carlos Núñez del Prado, entonces Director Nacional de Seguridad Ciudadana, y del ex Ministro de Gobierno Alfredo Rada, por tanto del gobierno de Evo Morales, al intentar desaparecer a un testigo clave y luego imputado en el caso Rozsa.

Los fiscales se excusan y son excusados con argumentos que no son argumentos para evitar investigar a Carlos Núñez del Prado, y ni siquiera se habla del ex Ministro de Gobierno Alfredo Rada que ahora es asesor de los legisladores del MAS. Menos aún se mira hacia los altos mandos de estas acciones, como son Evo Morales y Álvaro García Linera. Los dardos han sido hábilmente dirigidos por el gobierno hacia el Defensor del Pueblo, donde también Núñez del Prado se había acomodado como mano derecha del titular después de sus actividades en la Dirección Nacional de Seguridad Ciudadana (a propósito, renunció como Defensor de La Paz, sede de gobierno, un día después de la publicación del video-soborno).

Esta semana se ha pronunciado las Fuerzas Armadas para responder a todo el dinero y beneficios que les da el gobierno. El comandante en jefe, Armando Pacheco, dijo que “grupos terroristas ingresaron a nuestro territorio en forma clandestina, para desarrollar actividades terroristas, con la finalidad de atentar contra la seguridad del Estado, desestabilizar al gobierno legítimamente constituido y atentar contra la tranquilidad y paz social de los bolivianos”.

¿El Viejo no es miembro (por eso está imputado) del grupo de extrema derecha que intentó la separación del departamento de Santa Cruz? ¿Ese grupo no estaba detrás de un plan de magnicidio y otras cosas terribles? Por qué entonces el gobierno le entrega 31.500 dólares al Viejo, como “último” dinero (así se escucha en el video) para que abandone el país.

Un ex conocido de Núñez del Prado, de sus épocas en el ELN, ha dicho en otras palabras que alguien tiene que hacer el trabajo “desagradable” en el gobierno, y que más bien Núñez del Prado puso su vida en riesgo por el gobierno de Evo Morales pero ahora nadie es leal con él.

Es cierto que los que manejan el viejo Estado han resuelto siempre sus contradicciones con sus adversarios, manejando herramientas no precisamente limpias, menos aún democráticas. Las denuncias de corrupción de funcionarios peces gordos casi siempre salen a flote, en éste y otros gobiernos, porque otro de sus correligionarios o un opositor lo denuncia.

Por lo visto el gobierno de Evo Morales no se diferencia en nada de estas prácticas, ha manejado así sus contradicciones con los cívicos y terratenientes de Santa Cruz, sus más identificados opositores y adversarios a principios de su gestión. Pero Evo Morales ha utilizado el caso Rozsa o caso terrorismo para aglutinar en torno a su figura y a su partido a los sectores populares de país, bajo la propaganda de que se planeaba la “división del territorio nacional”.

A partir de esto ningún sector sindical o gremial podía (puede) criticar al gobierno o plantear reivindicaciones propias sin ser tachado de pertenecer la derecha separatista.

Pero resulta indignante cuando, pasada la alarma del separatismo de la ultraderecha, el MAS firma acuerdos electorales con los grupos de choque de los cívicos y terratenientes cruceños que se agrupan en el Comité Pro Santa Cruz, precisamente los acusados de separatistas. Los fascistas de la Unión Juvenil Cruceñista y una barra brava futbolera de un conocido club cruceño (http://www.hoybolivia.com/Noticia.php?IdNoticia=22131) se aliaron al MAS para garantizar la reelección de Evo Morales en diciembre de 2009.

Para qué sirvió toda la trama (cierta o no, y con mucha manipulación política de por medio) de las acciones separatistas y terroristas. Para mantener callado al pueblo y tenerlo adormecido apoyando al “proceso de cambio”, mientras desde el gobierno y desde el MAS se volvía disimuladamente a establecer lazos familiares con la rancia clase terrateniente afincada en Santa Cruz.

Los “enemigos foráneos” sirvieron también para reforzar la falacia de que en Bolivia existe un “proceso de cambio” y una “revolución democrático cultural” en marcha. ¿Cómo no apoyar una revolución que está siendo atacada por grupos de ultraderecha ligados a los más conservadores sectores terratenientes? La propaganda surtió efecto y al margen de los sectores populares de país, grupos progresistas en distintos países se inclinan a apoyar un gobierno que a estas alturas es solo más de lo mismo, que sigue reforzando el capitalismo burocrático y a un viejo Estado burgués terrateniente que ha oprimido a nuestro pueblo con distintas caras al frente.

La propaganda con base en mentiras no va a surtir el mismo efecto todo el tiempo. Y ese efecto está comenzando a desaparecer en Bolivia, pero no es el pésimo guión del caso terrorismo lo que mueve a la población, sino las duras condiciones económicas en las que Evo Morales y su gobierno (incluidos sus dirigentes sindicales adictos) están obligando a vivir a los sectores populares debido a su dependencia de otro supuesto enemigo, el imperialismo, que en los hechos no ha sido tocado en sus intereses.

Centro de Estudios Populares

La movilización y protesta del pueblo derrotan al gasolinazo de Evo

Fuerte movilización contra el gasolinazo de Evo
Bolivia, 1 de enero de 2011 (CEP).- La contundente movilización popular realizada el jueves 30 en casi todo el país frenó el Decreto 748, conocido como gasolinazo, que cuatro días antes había lanzado Evo Morales en contra de la economía de los sectores más pobres del país y en beneficio de las transnacionales petroleras.

Al finalizar el jueves 30, día de la contundente movilización popular contra el gasolinazo de Evo, el ministro de Gobierno Sacha Llorenti afirmó que “Bolivia estuvo casi en la normalidad”, habló de “pequeños grupos aislados” protestando y acusó a los manifestantes de vandalismo y delincuencia. Igualmente Evo Morales dijo que las movilizaciones estuvieron formadas por pequeños grupos “sospechosos”. La versión oficial de las autoridades del gobierno fue que se trató de una movilización no masiva, motivada políticamente por sectores de oposición, en particular por el Movimiento Sin Miedo que habría pagado a los manifestantes. El viernes 31 a las 10 de la noche, Evo Morales anunció en un mensaje a la nación que luego de escuchar al pueblo, dejaba sin efecto el decreto de gasolinazo y todas sus medidas complementarias.

En los hechos el gobierno no obtuvo ningún apoyo de la población. Evo Morales trató de imponer su reaccionaria medida, pero ésta fue contenida por la movilización popular que amenazaba con crecer a niveles mayores para la semana siguiente. Los dirigentes mineros, fabriles, maestros, juntas de vecinos,  sectores campesinos e incluso algunos sectores cocaleros estaban preparando protestas, entre ellas una marcha a la sede de gobierno (La Paz), para derrotar el decreto. Las distintas marchas del jueves habían pedido no solo la anulación de decreto sino la renuncia de Morales, a quién acusaron de traidor. Esta acción derrotó al decreto neoliberal que buscaba mejorar las condiciones de inversión para las empresas transnacionales petroleras.

Los sucesos acontecidos nos dejan varias cosas importantes.
-          El movimiento popular ha podido ver con claridad el carácter del gobierno y su sometimiento al capital transnacional, a las petroleras, que fueron la verdadera razón para el gasolinazo.
-          Los acontecimientos han puesto al descubierto a los dirigentes adictos al gobierno, que una vez más traicionaron a sus bases para alinearse con el oficialismo. Estos dirigentes fueron rechazados ampliamente y rebasados por sus bases, incluso en un sector duro como el cocalero.
-          Se ha puesto en evidencia el carácter de semicolonia de nuestro país. El imperialismo, a través de las petroleras, hizo sentir su poder y mostró que la “nacionalización” está a merced de sus intereses. El Estado boliviano no tiene control ni capacidad de producción en carburantes, el país depende de las transnacionales para esto. Bolivia no es el “Estado soberano” que dice el MAS y el llamado “proceso de cambio”, defendido por los ideólogos del MAS y todos los oportunistas y revisionistas, no es ningún “proceso de transición” al socialismo.

Evo Morales, después de retractarse en sus medidas, dijo que volvemos a la situación anterior al gasolinazo. No es así. La confianza y la esperanza que aún guardaban los sectores populares en su gobierno han sido fracturadas. Al gobierno no le será fácil recuperarlas, la demagogia ya no alcanzará para esto. A los sectores populares y, en particular, a los organizados les vienen otros desafíos y retos. Ha sido una victoria, pero se vienen muchas batallas. La lucha por el aumento salarios será una de las primeras y pondrá nuevamente en evidencia que el “proceso de cambio” no son más que un montón de reformas dentro del sistema, que no apuntan a romperlo sino a perpetuarlo.

Centro de Estudios Populares